San Nicolás de Puerto celebra, los próximos días 12 y 13 de julio, la XI Noche de Terror “Eisoptrofobia”, título éste sobre el cual versará esta nueva edición.
Por ese motivo, y debido al gran interés que suscita esta actividad entre vecinos y foráneos, nos informan de que a partir de hoy, 20 de junio, pueden ser adquiridas las entradas para dicho espectáculo. En concreto, las entradas anticipadas pueden ser compradas en el Ayuntamiento de la localidad sevillana o bien mediante el número de teléfono 618280123, en horario de 10:00 a 13:00 horas. Las entradas reservadas telefónicamente serán enviadas a la oficina de la Caixa más cercana al domicilio del interesado, donde será además abonada.
Para aquellos que desconozcáis en qué consiste la Noche del Terror, seréis los menos, indicaros que se trata de un pasaje terrorífico a través de cual se lleva a cabo un recorrido de más de un kilómetro a través de las calles de San Nicolás del Puerto y bosques cercanos. A parte del recorrido, también se puede disfrutar de un Mercado del Terror y animación en la calle.
Os dejamos la historia sobre la cual tratará esta nueva edición, no obstante señalar que si deseáis conocer más sobre esta divertida y al mismo tiempo terrorífica iniciativa, podéis
visitar su página web.
XI Noche de Terror “Eisoptrofobia” en San Nicolás del Puerto:
“No, No.... Otra vez, no.....Estoy encharcada en sudor, fría y maldiciendo el peor momento del día.... Todas las noches me duermo deseando no despertar, pero... aquí estoy, apagando el despertador, aterrada por lo que me espera... Me levanto de la cama nerviosa, con el corazón latiendo rápido, frenético, temeroso de horrores jamás imaginados, y me acerco al baño. Ojalá pudiera... Ojalá me atreviera... Algún día me armaré de valor... Algún día lo haré.... Algún día..... Romperé esa imagen que se refleja en este dichoso espejo...
No, no soy yo, ese reflejo no puedo ser yo.... Esa mirada es oscura, siniestra, terrorífica... Recuerdo, que la primera vez que descubrí esa mirada, salí corriendo del baño y, desde entonces, el terror ha ido creciendo cada día....
Hoy no es un día diferente, mi miedo continua, crece... entro en el baño, miro de reojo el espejo, mientras me concentro en cada uno de mis movimientos. Cuando cojo el peine y miro mi reflejo, observo algo raro, algo que me obliga a mirar fijamente mis ojos, o... sus ojos.... quiero pestañear, no puedo, estoy petrificada.... de pronto, veo en el reflejo como mi mano asciende queriendo tocar esa superficie fría, cristalina... y al rozarla, ésta no es rígida, ni fría, más bien es como una cascada de agua, la cual puedo..... ATRAVESAR....
¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Suena una música lenta, cadenciosa... y mis ojos comienzan a aclimatarse a la tenue luz, estoy en una pequeña habitación, el suelo, las paredes y el techo parecen un tablero de ajedrez...
Damascos por todos lados, mi cabeza da vueltas, mareada, creo que voy a desmayarme.... Noto como si mis ojos me quemarán. Mi mirada, no creo que sea mí mirada... noto mis ojos oscuros, siniestros, terroríficos... Son los que veía cada mañana en el espejo...
Me pongo en píe, voy a explorar este lugar; me siento ligera, grácil, como si fuera una marioneta o un... personaje de cuento. Salgo de esta pequeña habitación, las tinieblas lo inundan todo, está oscuro pero no lo suficiente para saber que me encuentro en un bosque,...
Todo lo que hay a mí alrededor me resulta muy familiar y, entonces, recuerdo aquellos cuentos infantiles que me contaba mi madre antes de dormir, que me quitaban el sueño y cuando lo recuperaba tenía pesadillas... Me veía en un bosque, en este bosque, y al fondo una luz proveniente de una pequeña casita, de aquella casita, con un tiro de chimenea, la cual debía estar encendida, porque expulsaba, y expulsa, un fino hilo de humo...
Agudizo el oído ¿Qué suena? Me dejo guiar por ese ruido, que proviene de dentro de la casita, veo una pequeña ventana, me asomo, el espectáculo es dantesco... Veo a dos críos, devorando a una mujer; creo que me han visto, sí, me sonríen y me invitan a pasar, ¿Qué hago? Mi nerviosismo aumenta... Sí, voy a entrar. Dentro de la pequeña casa, sobre la mesa hay una mujer mayor, ensangrentada, este era el festín de los dos niños y, ahora, me miran y me ofrecen que coma.... ¿Qué? No sé lo que me sorprende más, si su ofrecimiento o la necesidad que me invade de comer, no.... de devorar.... Y me acerco para comer esa carne ensangrentada, rancia, pero que calma mi ansiedad...
No puedo creerlo... Salgo corriendo, con el cuchillo, que he cortado las entrañas de esa mujer, en las manos, con unas energías renovadas y con mi cabeza dando vueltas como un tiovivo, parece como si tuviera un parque de atracciones en mi interior... Corro, corro, ¿Hacía dónde? El camino se estrecha cada vez más y un aullido me sobresalta, no sé si esconderme, pero dónde, sólo hay árboles y el río... El aullido cada vez está más cerca y una voz me llama, me hipnotiza.... “acércate, pequeña...., acércate” estoy asustada por los aullidos y le hago caso, temblorosa me acerco.
No, otra vez, no....La ansiedad me mata... Cojo el cuchillo lo elevo en el aire y con un limpio corte saco el corazón de la abuelita que me quería ayudar, así en silencio lo devoro, escuchando los aullidos de fondo.... Alguien grita, un hombre con un hacha en la mano nos mira, entonces, corre hacia donde estamos, abandonando su arma en el suelo, supongo que para aligerar su peso y correr más rápido para ayudar a la abuelita; yo, salgo corriendo intentando escapar del leñador y, sin saber cómo, estoy junto al hacha que ha soltado un momento antes, la cojo y escapo de este lugar.
Continúo por el camino algo más tranquila, analizando lo que me está pasando, cuando unas risas me sacan de mis pensamientos.... ¿Quién se esté riendo? Poco a poco me acerco a un claro del bosque, donde hay unas pequeñas luces, hay un grupo de personas que festejan algo, no sé muy bien el qué.... Me acerco a preguntar y, uno de ellos me mira con indiferencia, ese... ese del sombrero extraño.... Esa mirada no me ha gustado nada, ¿Quién te crees que eres? Y con ese sentimiento de rabia, me acerco primero al del sombrero y con el hacha en las manos le corto la cabeza para que no tenga con que sujetarse ese estúpido sombrero. Todos los demás me miran extrañados, sin moverse y yo comienzo a matarlos uno a uno....
Ensangrentada y con la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, sigo avanzando por el camino, que no tengo ni idea de donde me llevará.... me pongo nerviosa, alguien me observa, escucho cascos de caballos detrás de mí, cada vez más cerca, cada vez más, ¿me paro?, ¿me escondo? Sí voy a esconderme detrás de aquel matorral y, al llegar al que yo creí mi mejor escondite, veo cabezas, cabezas que me observan con ojos ensangrentados, cabezas por todos lados y pasan delante de mí jinetes con sus caballos, pero... sin sus cabezas....
Cuando pasan corro, asustada y observo un castillo, creo que voy a entrar no puedo más estoy exhausta... Llamo a la puerta y se abre, no hay nadie, cuadros a un lado y a otro me observan, se me eriza el vello y cruzo ese pasillo.
A un lado una puerta está abierta, una rendija de luz sale del interior. Miro, pero no hay nadie, y lo veo.... o No... Grandísimo, ocupando toda una pared, el espejo de mayor tamaño que he visto nunca, mi miedo está presente, esta fobia que me domina, ¿Cómo me dijeron que se llamaba? A sí “EISOPTROFOBIA”.....
Abro la puerto y entro con la cabeza agachada para no ver mi reflejo en ese maldito espejo, pero al final algo hace que suba la cabeza que me acerque a él, un torbellino me empuja, me acerca y grito, grito, grito.........
No.... Otra vez, no..... Estoy encharcada en sudor, fría y maldiciendo el peor momento del día.... Todas las noches me duermo deseando no despertar, pero... aquí estoy, apagando el despertador, aterrada por lo que me espera...”