El lago Fuxian ha sido invadido por más de una decena de buzos chinos que buscan un legendario asentamiento de más de 1.800 años de antigüedad que, al igual que la Atlántida, la mítica isla descrita por Platón, descansa bajo las aguas.
Fue hace 8 años cuando el submarinista local Geng Wei afirmó haber encontrado sillares de piedras de más de 1,4 metros de longitud apilados en las profundidades del lago. Desde entonces, han sido numerosas e incesantes las incursiones de los aficionados a la arqueología, actos que lo único que han hecho ha sido alimentar aun más la leyenda.
Geng afirmó que los sillares que encontró ocupaban una superficie de casi 2,5 kilómetros cuadrados, invadiendo lo que es la segunda reserva natural de agua dulce más profunda de China.
Ya en el año 2001, las autoridades locales de la provincia sureña de Yunnan exploraron el lago con un submarino que detectó un muro de piedra de 60 metros con incrustaciones de cerámica, el cual podría datar de la dinastía Han (206 a. C. – 220 d. C.), expedición que fue incluso retransmitida en directo por televisión.
Posteriores expediciones manifestaron haber encontrado un camino de pizarra, un edificio parecido a un estadio y una pequeña pirámide de piedra, a pesar de ello ninguno de estos buzos aficionados pudo mostrar evidencias gráficas de sus “descubrimientos”.
Hace algunas semanas se llevó a cabo una nueva inmersión en la que Geng fue filmando 3 marcas de 1,2 metros de longitud y 45 centímetros de ancho, grabadas todas ellas en una pared de roca, lo cual viene a apoya la idea de que “esas piedras fueron tratadas en su momento por humanos”, afirmaba Li Kunsheng, arqueólogo de la Universidad de Yunnan.
Los libros de historia revelan que efectivamente existió una ciudad al norte del lago Fuxian denominada Yuyuan, a pesar de ello, los rastros que evidenciaban la existencia de la misma se pierden en el tiempo, tras las dinastías del Norte y del Sur (420-589 d. C.).
El lago se encuentra situado en una zona sísmica, lo cual lleva a suponer, según el arqueólogo Li, que la metrópolis pudo ser tragada por las aguas tras un terremoto.